POESIAS DE TRISTEZA
POESIAS DE MIEDO
De nada sirve ahora la calma,
la paciencia,
la mansedumbre.
Algo se interpone, una barrera quizá,
para que el espíritu abrace la paz
y pruebe la dulzura de la tranquilidad.
La ira no es un monstruo
que azote al alma con gruesas cadenas,
ni es tampoco una daga afilada
o un serrucho de múltiples dientes
que se clava en la razón;
quizá sea tan sólo un estado,
un momento, un rato, un instante
en donde se percibe la completa rudeza
de lo simple de mi fragilidad;
la perenne frustración de ver tan lejos las causas
y más lejos aún los fines.
Lo cierto, es que en sus manos candorosas
que revuelven las entrañas,
está oculto lo más oscuro del pensamiento,
las más nefastas actuaciones,
las más absurdas decisiones.
En sus manos la agitación no piensa,
el corazón no siente,
y burbujean como en caldero caliente
la sangre, las ideas, los sentires.
En sus manos la ira me posee
y yo soy su títere,
o su marioneta.
Me conduce, hacia ningún lado es cierto,
pero inevitablemente mis manos,
mis pies, mis neuronas
se dejan llevar por sus movimientos.
Allí, ahora iracundo,
salgo de la pesada rutina
de la aburridora conciencia.
POESIAS DE ASCO
la paciencia,
la mansedumbre.
Algo se interpone, una barrera quizá,
para que el espíritu abrace la paz
y pruebe la dulzura de la tranquilidad.
La ira no es un monstruo
que azote al alma con gruesas cadenas,
ni es tampoco una daga afilada
o un serrucho de múltiples dientes
que se clava en la razón;
quizá sea tan sólo un estado,
un momento, un rato, un instante
en donde se percibe la completa rudeza
de lo simple de mi fragilidad;
la perenne frustración de ver tan lejos las causas
y más lejos aún los fines.
Lo cierto, es que en sus manos candorosas
que revuelven las entrañas,
está oculto lo más oscuro del pensamiento,
las más nefastas actuaciones,
las más absurdas decisiones.
En sus manos la agitación no piensa,
el corazón no siente,
y burbujean como en caldero caliente
la sangre, las ideas, los sentires.
En sus manos la ira me posee
y yo soy su títere,
o su marioneta.
Me conduce, hacia ningún lado es cierto,
pero inevitablemente mis manos,
mis pies, mis neuronas
se dejan llevar por sus movimientos.
Allí, ahora iracundo,
salgo de la pesada rutina
de la aburridora conciencia.
POESIAS DE ASCO
Es un principio de debilidad
o ruina, ¿y yo qué puedo hacer
si a mí me gusta ver durante horas
la manzana podrida y el terror
de las manzanas
sanas
en la misma caja? ¿Si yo hago letreros
con polvito brillante alrededor de donde estalla
el salitre en las paredes? Es un principio
de debilidad
o
ruina cuando soy literal y veo un aviso
que exige “distribúyase
a lo largo del andén”
y me voy caminando porque no vale la pena descuartizarme
sólo para tomar un atestado tren.
o ruina, ¿y yo qué puedo hacer
si a mí me gusta ver durante horas
la manzana podrida y el terror
de las manzanas
sanas
en la misma caja? ¿Si yo hago letreros
con polvito brillante alrededor de donde estalla
el salitre en las paredes? Es un principio
de debilidad
o
ruina cuando soy literal y veo un aviso
que exige “distribúyase
a lo largo del andén”
y me voy caminando porque no vale la pena descuartizarme
sólo para tomar un atestado tren.
Si yo soy un tarado que hace chistes cuando la musa le habla.